Los Canarios Amarillos Que Tienen Gris En Las Alas


La semana pasada me dí la tarea de terminar de leer un libro que llegó a mis manos hace  más de tres años. El libro se llama: Sendero Hacia La Perfección por el Presidente Thomas S. Monson.


Libro de pasta dura con 331 pag. Edición en español

Este preciado libro si lo abrimos no esta precisamente dedicado a mi, sino a mi querida abuelita Bertha Leyva. Mi hermana mayor Liliana, juntos con su esposo Luis Fimbres y sus tres niños se lo dedicaron cuando mi abuelita se encontraba muy enferma en su cama.
Mi abuelita Bertha falleció en el día de año nuevo del año 2015.
Después de un par de meses fuimos a su cuarto a mover todas sus pertenencias y entre tantas cosas, yo tome unas pocas incluyendo éste libro del Presidente Monson.
Me conmovieron tantas historias personales en cada uno de sus discursos del Presidente Monson. Su gran amor por todos sobresale al leer cada una de sus páginas. Admiro su hermosa caridad.

Dedicatoria junto a la fotografía del Presidente Monson

Como fueron tantos los discursos que me gustaron del Presidente Monson, me gustaría compartir uno de ellos titulado: Los Canarios Amarillos Que Tiene Gris En Las Alas.

Hace algunos años, siendo joven, se me llamó a prestar servicio como obispo de un barrio grande de Salt Lake City. La magnitud del llamamiento era abrumadora y la responsabilidad aterradora.
Mi falta de aptitud me hacía sentir humilde. No obstante, mi Padre Celestial no me dejó andar errante en las tinieblas y en el silencio, sin instrucción ni sin inspiración. A su propia manera, me reveló las lecciones que Él deseaba que  yo aprendiera.

Una tarde, a una hora avanzada, sonó mi teléfono. Oí una voz que decía: ''Obispo Monson, le llamamos del hospital. Kathleen McKee, que es miembro de su congregación, acaba de fallecer. Nuestros registros indican que no tenía familiares cercanos, aunque su nombre aparece como la persona que tenemos que notificar en caso de muerte. ¿Podría venir al hospital ahora mismo?''

Al llegar allá, se me entregó un sobre cerrado que contenía la llave del modesto apartamento en el que Kathleen McKee había vivido. Era una viuda de setenta y tres años de edad, sin hijos, que había disfrutado de pocos lujos en su vida y apenas poseía lo suficiente para sus necesidades. En el ocaso de su vida había llegado a ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Al ser una persona callada y extremadamente reservada, se conocía poco sobre su vida.
Discurso: Los canarios amarillos que tienen gris en las alas. Pag. 87 
Aquella misma noche entré a su pulcro apartamento en un sótano, encendí el interruptor eléctrico y en un instante descubrí una carta escrita muy meticulosamente de puño y letra de Kathleen McKee. Estaba en una mesita, con el frente hacia arriba, y en ella se leía:
Obispo Monson: 
Creo que no regresaré del hospital. En el cajón del tocador hay una póliza de seguros que cubrirá los gastos del funeral. El mobiliario se lo puede dar a mis vecinos.En la cocina están mis tres preciosos canarios. Dos de ellos son hermosos, de color amarillo dorado, y se distinguen perfectamente. He escrito en sus jaulas los nombres de las amigas a quienes se deben entregar. En la tercera jaula esta ''Billie''; él es mi preferido. Billie se ve un poco greñudo y su tono amarillo está estropeado por plumas grises en las alas. ¿Podrían usted y su familia ofrecerle un hogar? No es el mas bonito, pero su canto es el mejor.
Durante los días siguientes aprendí mucho sobre Kathleen McKee. Había ayudado a muchos vecinos necesitados; había brindado aliento y consuelo casi a diario a una persona con discapacitada que vivía calle abajo; de hecho, la hermana había alegrado cada persona con la que había estado. Kathleen McKee se parecía mucho a su preciado canario amarillo con gris en las alas; no había sido bendecida con belleza, ni dotada de gracia, ni honrada con una posteridad; sin embargo, su canto ayudaba a sobrellevar las cargas de mejor manera y tener más capacidad para desempeñar sus tareas. Ella vivió el mensaje de la estrofa:
Id [visitad y] alegrad al solitario y al deprimido; consolad al que llora y al cansado;obrad bien por el caminoy haced del mundo un lugar mejor.
El mundo está lleno de canarios amarillos que tienen gris en las alas; lástima que tan pocas de estas preciadas personas hayan aprendido a cantar. Acaso las claras notas del ejemplo apropiado no hayan resonado en sus oídos ni hallado refugio en sus corazones.
Algunos son jóvenes que no saben quiénes son ni lo que pueden o incluso quieren llegar a ser. Tienen temor, pero no saben de qué. Están enojados, pero no saben con quién. Se les rechaza y no saben por qué. Todo lo que desean es llegar a ser alguien.
Otras personas están abrumadas por la edad, cargadas de preocupación o llenas de duda, y llevan una vida que está muy por debajo de su capacidad.

Todos nosotros somos propensos a dar excusas de nuestro desempeño mediocre. Culpamos a nuestros infortunios, a nuestras imperfecciones o a los llamados ''defectos''. Víctimas de nuestro propio razonamiento, nos decimos: ''Es que soy demasiado débil'' o ''No estoy hecho para cosas mejores''. Otras personas se remontan por encima de nuestros modestos logros; entonces la envidia y el desaliento hacen estragos.

¿No podemos darnos cuenta que la verdadera cuestión en la vida no es superar a otras personas, sino superarnos a nosotros mismos? Romper nuestras propias marcas, superar nuestro ayer por medio del hoy, podemos sobrellevar nuestras pruebas de un modo más bello de lo que jamás hubiéramos soñado que podríamos, dar como jamás hemos dado, efectuar nuestra labor con más fuerza y con el acabado más exquisito que nunca; tal es la idea verdadera: superarnos a nosotros mismos.

Para vivir con grandeza debemos cultivar la capacidad de afrontar los problemas con valor, el desaliento con buen ánimo y el triunfo con humildad. Ustedes preguntarán: ''¿Cómo podemos lograr estas metas?. Yo respondo: ''¡Al obtener la perspectiva verdadera de quiénes son en realidad! Somos hijos e hijas de un Dios viviente a cuya imagen hemos sido creados. Piensen en esa verdad: somos creados a imagen de Dios. No podemos tener tal convicción sinceramente sin experimentar un nuevo y hondo sentimiento de fortaleza y poder; la fortaleza misma para vivir los mandamientos de Dios, el poder para resistir las tentaciones de Satanás. 
Paginas Siguientes del discurso. 88-89
Es verdad, vivimos en un mundo donde a menudo la integridad moral se relega a una posición secundaria después de la belleza del rostro o del encanto personal. Leemos y escuchamos sobre concursos de belleza locales, nacionales e internacionales. Las multitudes rinden homenaje a Miss Estados Unidos, Miss Mundo y Miss Universo. Las proezas deportivas también tienen su grupo de seguidores. Los Juegos Olímpicos de Invierno, las Olimpíadas mundiales y los campeonatos de alcance internacional ocasionan el ferviente aplauso de la cautivada multitud. Ésa es la forma de ser de los hombres. Pero, ¿cuáles son las palabras inspiradas de Dios? Desde una época de antaño, el consejo que el Señor dio a Samuel el profeta aún resuena en nuestros oídos: Jehová no mira lo que el hombre mira, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón'' (1 Samuel 16:7).

La falsedad y la hipocresía no tiene lugar con el Rey de reyes y Señor de señores. Reprobó a los escribas y a los fariseos por su vanidad y su vida superficial, y su falsa y fingida rectitud. Los llamó ''semejantes a sepulcro blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia'' (Mateo 23:27)

Al igual que los hermosos canarios amarillos, eran de buen aspecto en el exterior, pero sus corazones no emitían un canto verdadero.
A sus equivalentes de este continente, el profeta de Dios declaró:
Porque he aquí, amáis el dinero, y vuestros bienes, y vuestros costosos vestidos, y el adorno de vuestras iglesias, más de lo que amáis a los pobres y los necesitados, los enfermos y los afligidos....¿Por qué os avergonzáis de tomar sobre vosotros el nombre de Cristo?¿Por qué os adornáis con lo que no tiene vida, y sin embargo, permitís que el hambriento, y el necesitado, y el desnudo, y el enfermo, y el afligido pasen a vuestro lado, sin hacerles caso? (Mormón 8:37-39)
Al Maestro podía hallársele entre los pobre, los sometidos, los oprimidos y los afligidos. Trajo esperanza al desesperanzado, fortaleza al débil y libertad al cautivo; enseñó sobre una vida venidera mejor, la vida eterna misma. Dicho conocimiento guía siempre a quienes reciben el divino mandato de ''Sígueme tú'' (Juan 21:22); guió a Pedro; motivó a Pablo; y puede determinar nuestro destino personal. ¿Podemos tomar la decisión de seguir en rectitud y verdad al Redentor del mundo? Con Su ayuda, un muchacho rebelde puede llegar a ser un hombre obediente, una jovencita caprichosa puede hacer a un lado su forma de ser anterior y comenzar de nuevo. En verdad, el evangelio de Jesucristo cambia la vida de los hombres.

En su epístola a los Corintios, el apóstol Pablo enseñó: ''Lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte'' (1 Corintios 1:27).

Cuando el Salvador buscaba a un hombre de fe, no lo eligió entre la multitud de los santurrones que se encontraban regularmente en la sinagoga, sino que lo llamó de entre los pescadores de Capernaúm,
Mientras enseñaba en la ribera, Él vio dos barcas que se hallaban junto al lago; entró una de ellas y le pidió al dueño que la apartara un poco de tierra firme para que la multitud no se agolpara alrededor de Él. Después de enseñar más, le dijo a Simón: ''Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar''. 
Paginas Siguientes 90-91

Simón respondió: ''Maestro, hemos trabajado toda la noche y nada hemos pescado; pero por tu palabra echaré la red.
''Y habiéndolo hecho, recogieron tal cantidad de peces... Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador'' (véase Lucas 5:4-6,8)
Siguió la respuesta: ''Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombre'' (Mateo 4:19)

Simón el pescador había recibido su llamamiento. Dudoso, incrédulo, sin formación académica ni capacitación, el impetuoso Simón no halló en la vía del Señor un camino fácil ni libre de dolor. Todavía tendría que oír la represión: ''¡Oh hombre de poca fe!'' (Mateo 14:31) así como las palabras de condena: ''¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo'' (Mateo 16:23). No obstante, cuando el Maestro preguntó ''¿Quién decís que soy yo?'' Pedro respondió: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente!'' (Mateo 16:15-16). 
Jesucristo en el camino de los pescadores

Simón, el hombre que dudaba, llegó a ser Pedro, un apóstol de fe. Un canario amarillo que tenía gris en las alas mereció la plena confianza y el imperecedero amor del Maestro.
Cuando el Salvador tuvo que elegir un misionero con celo y poder, no lo encontró entre Sus adeptos, sino entre Sus adversarios. Saulo de Tarso hacía estragos en la Iglesia y respiraba amenazas y muerte contra los discípulos del Señor. Sin embargo, ello fue antes de la experiencia del Camino a Damasco. El Señor dijo de Saúl: Instrumento escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes y de los hijos de Israel: ...yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre'' (Hechos 9:15-16).
Saulo el perseguido llegó a ser Pablo el proselitista. Al igual que el canario amarillo con gris en las alas, Pablo también tenía sus manchas. Él mismo dijo:
''Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee...Con respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: Te basta mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad'' (2 Corintios 12:7-9)
Tanto Pablo como Pedro debieron consumir sus fuerzas y entregar sus vidas en la causa de la verdad. El redentor escogió a hombres imperfectos para enseñar el camino que conduce a la perfección. Lo hizo entonces y lo hace ahora -escoge incluso a canarios que tienen gris en las alas.

Él les llama a ustedes y me llama a mí a servirle aquí y a realizar las tareas que desea que efectuemos. El compromiso es total; y no puede existir crisis de conciencia al respecto. Y si tropezamos en nuestra lucha, entonces supliquemos: ''¡Guíanos, oh guíanos, gran Alfarero de mortales, para salir de las tinieblas a la lucha otra vez!''.
Puede que la tarea que se nos señale nos parezca insignificante, innecesaria o que pase inadvertida. Podríamos sentirnos tentados a preguntar:
''Padre, ¿qué puedo hacer por Ti?'',y mi corazón de amor por Él rebosó.Me dijo: ''Cuida ese sitio para mí'',y un insignificante lugar me señaló.''¡No! ¡No! Ese rincón no quiero.Lo que yo haga nadie jamás verá;aun cuando trabaje con esmeromi obra inadvertida pasara''.Me habló, y su voz no era severa;tiernamente entonces respondiera:''Oh, hijito, tu corazón considera;¿Lo haces por mí o para que te vean?Sabes que Nazaret pequeña eray que también lo era Galilea''.
Mi ruego es que en verdad sigamos a aquel Hombre de Galilea, que alabemos Su nombre, que pongamos nuestra vida en orden para que refleje nuestro amor, a fin de que recordemos que a nosotros Dios el Padre nos entregó Su hijo y que por nosotros Jesucristo entregó Su vida.  

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